Filey 2024

Amar la literatura me ha llevado a crear locuras.

Muchas jornadas dándole vuelta a mis pensamientos y ocurrencias para tratar de crear algo novedoso o atractivo, o con las dos características.

Prepararme constantemente es la clave. No hay límites para realizar sueños. No hay fronteras que impidan que la imaginación vuele, navegue, camine.

Cada esfuerzo, comprar libros, leerlos, disfrutarlos, imaginar las posibilidades lectoras, adaptarlo a circunstancias y edades, gestionar para realizar, hacer y gozar, tiene sentido cuando uno ve las caritas de las infancias que están sintiendo las historias que se comparten.

Ser cuentacuentos no fue un plan en mi vida. Ser cuentacuentos es algo que me ha atrapado y de lo cual no puedo abstraerme ni huir. Así que a seguir gozando.

Hoy dejo la FILEY – Feria Internacional de la Lectura Yucatán 2024 con las más grandes emociones de mi vida. He experimentado otra maravillosa situación. Inimaginable, extraordinaria. Ha sido mi examen profesional. Y estoy feliz con el resultado.

Jueves 14 de marzo, 17:00 horas, segunda sesión de cuentacuentos de la jornada. Pregunto por mi público. No se sabía. De una secundaria. No, de otra secundaria. Yo tranquilo porque mis piratas, Corsarios, bucanerosby filibusteros estaban en santa paz aguardando para mostrarse. Llega el grupo. La parálisis emocional se apoderó de mí.

La joven del staff me indicó que había un par de niñas que eran sordas pero que estaban acompañadas de sus intérpretes. Ufff, otra vez tranquilo. Llegan todos, se acomodan. Están atentos. Los saludo con voz alegre. Nadie contesta. Me informan que todos son sordos y no hablan todavía. Caramba, ¿qué hago? ¿Cómo voy a contar cuentos? Nadie me indicó que debía prepararme para un posible escenario de esta naturaleza. Estoy paralizado. Los niños y niñas están muy atentos. Pues en nombre de la Palabra, ahí voy. Les voy a contar…

La magia fluyó. El IPad funcionó como nunca en la vida. los libros Pop-Up hablaron más claro que nunca. Las criaturas se emocionaron tanto como yo. Todos estuvimos muy felices. Nadie se dio cuenta de que ya habían pasado 50 minutos. Me hacen señas los niños pero, no sé qué me dicen. Se enojan. Pregunto por qué. Me dicen que porque no les he contestado (y ne enseñan a decis “de nada”. Hago la señal y todos vuelven a mostrar la felicidad con sus sonrisas.

Escribo esto con lágrimas de emoción y con la piel chinita. ¡Qué grande es el poder de la palabra aunque no se pronuncie!, ¡Qué grande es LA PALABRA.

GRACIAS CAM 12 de Mérida.

Gracias Francisco Lope  Avila por el trabajo gráfico.

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